Durante el periodo observado, el ecosistema cripto mantuvo una dinámica de recuperación y reorganización, impulsado por factores internacionales y una creciente curiosidad regional. Bitcoin y Ethereum consolidaron niveles de soporte, mientras que proyectos vinculados a soluciones DeFi, NFTs y stablecoins continuaron desarrollando casos de uso más sólidos.
En el ámbito latinoamericano, Perú ocupó un espacio relevante dentro del debate sobre regulación y adopción. Usuarios peruanos incrementaron su participación en plataformas de intercambio como Binance, OKX o KuCoin, mientras que proyectos locales se enfocaron en educación financiera, validación de identidad digital y desarrollo de soluciones tokenizadas para sectores como agroindustria o logística.
También se analizaron reacciones ante políticas de control implementadas en países vecinos, lo que incentivó a peruanos a buscar refugios alternativos de valor. Las criptomonedas —principalmente las stablecoins— fueron utilizadas como mecanismo de resguardo ante la inflación y como vía práctica para pagos internacionales en operaciones de importación menor.
A nivel institucional, se reactivaron mesas técnicas entre gremios, expertos y representantes del Estado, discutiendo la necesidad de establecer criterios normativos sin afectar la innovación. La comunidad cripto peruana organizó talleres, foros y espacios de co-creación para formar nuevos usuarios e impulsar una adopción más consciente.